martes, 2 de agosto de 2011

Turismo rural ayuda al desarrollo de Nepal

KATMANDÚ - Los tres hijos de Sherpa buscaron trabajos como obreros en Malasia, Jordania y Arabia Saudita, argumentando que en Mulkharka, su diminuta aldea del valle de Katmandú, no tenían perspectivas de poder ganarse el sustento.

Sin embargo, cuando los tres volvieron con las manos vacías y quejándose de las malas pagas, su madre se convirtió en la principal fuente de ingresos de la familia.

"En Mulkharka hay 200 casas", dijo Ashok Maharjan, secretario de la Nepal Environment and Tourism Initiative Foundation (NETIF, fundación de la iniciativa de ambiente y turismo de Nepal), fundada en 2006 para desarrollar y sostener el ambiente y el turismo rural.

"Alrededor de 60 por ciento de la población está integrada por mujeres, que son principalmente quienes administran las casas de té y los hoteles para los senderistas", agregó.

Miles de mujeres como Dawa están a cargo del cuidado y la manutención de sus familias, dado que sus esposos e hijos emigraron en busca de trabajos porque los 10 años de guerra civil exacerbaron la pobreza y el desempleo en Nepal.

El gobierno lanzó en 2001 el Programa de Turismo para el Alivio de la Pobreza Rural.

Financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Nepal, el británico Departamento para el Desarrollo Internacional y la Organización de Desarrollo de Holanda, el programa opera en seis distritos, realizando obras de infraestructura y brindando capacitación para administrar microempresas.

Ahora las organizaciones no gubernamentales también buscan promover el turismo. Financiada por el gobierno finlandés y la organización finlandesa Suomen Latu, la NETIF promueve una Caminata Cultural por el Valle de Katmandú. La ruta, de 72 kilómetros, atraviesa seis poblados, además del Parque Nacional Shivapuri.

"Aquí existía una vieja ruta de senderismo, pero quedó en desuso por falta de mantenimiento", dijo Prabin Paudel, coordinador del proyecto de recorrido patrimonial.

"Ayudamos a la comunidad a repararla y volverla más ecológica plantando árboles. En junio, solamente en Chisapani se plantaron 3.200 rododendros", agregó.

En Mulkharka, donde todavía no hay gas para cocinar, los aldeanos usan leña. Esto causó una tala generalizada, obligó a las mujeres a pasar varias horas por día en el bosque y también fomentó enfermedades oculares y respiratorias, derivadas de las primitivas y humeantes cocinas de barro que usaban.

NETIF empezó ofreciendo cocinas nuevas, mejoradas, que redujeron casi 50 por ciento el consumo de leña. Éstas son manufacturadas por el Centro de Promoción de Energías Alternativas, administrado por el Ministerio de Ambiente bajo su programa de asistencia al sector energético, que cuenta con el apoyo de la Agencia Danesa para el Desarrollo Internacional.

Luego se les enseñó a hacer ladrillos de carbón a partir de hierbas invasoras que destruyen los bosques, dijo el presidente de NETIF, Arun Shrestha.

El proceso se coronó con la capacitación en materia de agricultura orgánica, hotelería básica y elaboración de artesanías.

"Antes de desarrollarse la ruta patrimonial, al área llegaban unos 20.000 turistas al año. Ahora llegan alrededor de 80.000", señaló Paudel.

Que haya más turistas significa mejores negocios para las casas de té y los hoteles. Dawa Gyalmo planea convertir Riverside Khajaghar en una posada para los senderistas.

Otras mujeres siguen sus pasos. El nuevo reclamo de financiamiento hizo surgir seis importantes organizaciones femeninas de Mulkharka cuyas integrantes inician sus propias cooperativas de microfinanzas.

"Cada mujer contribuye con entre 1 y 2,5 dólares, y el fondo que se acumula se utiliza para extender préstamos", dijo Dawa Sherpa, secretaria de la Sociedad para el Desarrollo del Ambiente y el Turismo de Sundarijal.

Las mujeres "decidieron formar sus propias cooperativas cuando se dieron cuenta de que los préstamos concedidos afuera les acarreaban intereses mucho más altos", agregó.

Los turistas mueven la economía, pero también ensucian los senderos con sacos plásticos, botellas de agua mineral y envolturas.

Ahora las organizaciones de mujeres recorren toda la ruta dos veces al año, registrando voluntariamente los desechos y separando y quemando los biodegradables en incineradores donados por NETIF. El resto se lo llevan los recolectores de residuos de la municipalidad.



Fuente: Sudeshna Sarkar en IPS

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