miércoles, 20 de abril de 2011

II Seminario Internacional “El rol del desarrollo turístico en la reducción de la pobreza”

Universidad Nacional de Lanús, 28 y 29 de Abril 2011


Organizan:
Centro Internacional de Estudios sobre Turismo y Desarrollo
Instituto de Cooperación Económica Internacional
Universidad Nacional de Lanús


Auspicia:
Proyecto Turismo Sostenible en La Boca y Barracas


Con el apoyo del Programa Voluntariado Universitario
del Ministerio de Educación de la Nación


ACTIVIDAD LIBRE Y GRATUITA


domingo, 17 de abril de 2011

Sol, arena y miseria

En los años 50 del siglo pasado emergió en México un paraíso turístico de nombre Acapulco que cautivó los ojos del mundo. La hermosa bahía bañada por las aguas del Océano Pacífico atrajo a personalidades como Elizabeth Taylor, quien contrajo matrimonio ahí, a John F. Kennedy, quien disfrutó su luna de miel, y a personalidades como Frank Sinatra, Plácido Domingo y Julio Iglesias, quienes se enamoraron de este destino turístico.

Acapulco se pensó como un desarrollo turístico modelo. A sus inicios se construyeron grandes hoteles y centros nocturnos de clase mundial. Años más tarde, se ampliaron avenidas y se crearon zonas residenciales exclusivas.  Sin embargo, desde el principio se olvidó algo fundamental: cómo incluir a los acapulqueños en el desarrollo y cómo beneficiarlos de las inversiones y riquezas que se generarían en su tierra.
Se pensó  en infraestructura, en promoción turística, en espacios recreativos, pero poco se reflexionó en las personas, en los pobladores de Acapulco. Se diseñó un modelo de progreso económico y social siguiendo las reglas del capitalismo salvaje, esperando que un día las migajas de la riqueza generada cayeran en el piso de los pobres y les aliviaran un poco el hambre. El economista Bernardo Kliskberg asegura: “Una economía debe crecer, ser estable, competitiva, propiciar el progreso tecnológico, pero, al mismo tiempo, debe estar orientada por parámetros éticos y monitorear qué impactos está teniendo sobre lo fundamental: los niños, la familia, los jóvenes, la ampliación de oportunidades, la salud, la educación”.

Hoy las consecuencias de aplicar un modelo económico no solidario son evidentes: no sólo por la creciente miseria que rodea a los lujosos hoteles, sino también por dramáticas realidades como la violencia y la explotación infantil. Los datos muestran una realidad que parece absurda: Acapulco es la ciudad mexicana con más números de personas en situación de pobreza alimentaria y la de mayor número de polígonos de pobreza urbana de Latinoamérica. 172 mil habitantes subsisten, tienen hambre, viven con la angustia de si van a tener algo que comer el día de mañana. La tasa de asistencia escolar es apenas del 65% y más de 70 mil personas no tienen acceso a agua potable. Para dimensionar el problema, hay zonas en las periferias de Acapulco que tienen niveles de desarrollo humano parecidos a países como Zambia, en África. Junto a la pobreza, otra realidad hiriente: se calcula que hay cerca de dos mil niños que son prostituidos en Acapulco. La revista Emeequis señala que hay paquetes exclusivos para pederastas que incluyen hotel y niño; los costos por la explotación van de 200 a 2 mil dólares, según el grado de pubertad. Desde los cinco años los infantes se prostituyen, a los dieciocho ya no “sirven”, según los explotadores.

La gran presión migratoria de otras regiones del estado hacia Acapulco explica en parte el porqué de la problemática; día a día se hacinan familias completas en los alrededores de la ciudad.

Sin embargo, las razones de la grave situación van más allá de la migración. Los tres instrumentos fundamentales para ayudar a sacar a las personas de la pobreza: educación, salud y salarios justos no fueron contemplados en las décadas de mayor auge de Acapulco.  

Por ejemplo, no se pensó en convertir a este puerto en un centro líder de América Latina de administradores del turismo o de escuelas de gastronomía de talla internacional. Parece que sólo se pensó en darles a los acapulqueños trabajo de albañiles y mucamas. No hubo un modelo educativo detonador de progreso local. No se puede soslayar también el factor de los salarios que han sido en muchos casos, infames, por baja competitividad de los trabajadores, pero también por la voracidad de empresarios que sólo lucran y no entienden la función social que debe tener toda empresa.  Aunado a ello, la terrible corrupción y cultura clientelar de la mayoría de los gobernantes guerrerenses es otra pieza fundamental en este problema de desarrollo.

Las enseñanzas de Acapulco deben trasladarse a nivel país. Como sostiene Kliksberg: “No basta crecer, es imprescindible pero no suficiente, ya que hay una cuestión de calidad del crecimiento… Un tema central en el nuevo pensamiento económico es la desigualdad. Si la desigualdad es baja, favorece el crecimiento y permite que éste también alcance a los pobres. Si es alta, se constituye en una traba feroz para el crecimiento”. Sólo tomando medidas económicas y sociales para lograr un desarrollo incluyente podremos construir un mejor país. La pobreza es una condición, pero no es un destino. Representa el pasado, pero no debe ser el futuro. La pobreza nos ofende a todos y también nos convoca a todos. Nadie puede ser indiferente al dolor de los demás. Nadie debe creer que le pueda ir mejor a él yéndole mal a la mayoría. 


Fuente: Alejandro Landero en La crónica de hoy (México)

viernes, 15 de abril de 2011

Turismo e inclusión social en Argentina

Publicación internacional de Julián Kopecek en la Revista Dialoghi.info de Italia

Descargar la publicación

 

La importancia económica del turismo
          El turismo, hoy en día, es uno de los sectores económicos más dinámicos a nivel mundial y debe asumir un rol protagónico para alcanzar los ODM, en particular el primero, el que se refiere a  erradicar la pobreza extrema y el hambre.

Efectivamente, no caben dudas de la importancia económica del turismo en la Argentina. La participación del rubro turismo y viajes en el PBI argentino es del 7,6 por ciento[1]. Esto quiere decir, que en la actualidad, el turismo es la sexta actividad de importancia en la economía nacional después de la industria manufacturera; las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler; el comercio mayorista y minorista; el transporte, almacenamiento y comunicaciones; y la enseñanza. En otros términos, la participación del turismo en el PBI es mayor, por ejemplo, a las actividades primarias y extractivas (agro, minería, incluyendo también extracción de hidrocarburos), a la construcción, y a cualquiera de los grandes componentes individuales de la actividad manufacturera. En el 2007, la actividad generó 1.198.366 puestos de trabajo –el 7,2 por ciento del empleo total-. Es decir, el turismo es el quinto responsable en la generación de trabajo en la Argentina, superando a sectores como construcción; actividades primarias y extractivas; y transporte, almacenamiento, y comunicaciones. En términos relativos, los ingresos por exportaciones de turismo en Argentina representan el 7,5 por ciento del total de exportaciones de bienes y servicios, constituyéndose en el cuarto sector exportador durante el año 2007, detrás únicamente de los complejos aceitero, petrolero y automotriz[2].

Igual de importante aún, la Argentina se encuentra lejos de la frontera internacional[3], en la cuál el turismo representa el 9,9 por ciento del PBI y explica el 8,4 por ciento del empleo total. De acuerdo a la Organización Mundial del Turismo[4], la curva del mercado presenta una tendencia a la diversificación de los destinos: mientras en 1950, 15 destinos absorbían el 98 por ciento del turismo internacional, en 1970 ese porcentaje se redujo al 75 por ciento, para caer al 57 por ciento en 2007, reflejando sin duda la emergencia de nuevos destinos, mayoritariamente en países en desarrollo.
Ahora bien, una perspectiva de economía política nacional debe interrogarse por el impacto de la actividad turística en la estructura social en su conjunto. Es decir, la economía política nacional –a diferencia de la economía clásica-, además de analizar la actividad económica desde el punto de vista de la acumulación, analiza la actividad económica desde el punto de vista de la producción y distribución. En este sentido, el presente trabajo se interroga por la relación entre turismo y desarrollo ¿Cómo se produce el turismo que se consume en la argentina? ¿Cómo se distribuye en la estructura social? ¿Cómo afecta el turismo la vida los pobres? Y sobre todo ¿cómo puede mejorarla? Es decir, se trata no sólo de incorporar al turismo en la agenda de desarrollo empresarial, sino de procurar que dicho desarrollo esté subordinado al desarrollo económico y social de la nación. 
La economía política del turismo: del “turismo popular” al “turismo mercancía”
En el sector de turismo, el enfoque dominante en materia de política pública ha consistido en aplicar en forma implícita una modalidad particular de teoría de la dependencia, sobre la base de una relación centro-periferia. A grandes rasgos, el enfoque de política pública dominante ha tendido a concentrarse en tres dinámicas: primer, promover la inversión privada; segundo, impulsar el crecimiento macro-económico agregado de la actividad -sin analizar su impacto en la estructura social ni la micro-economía de su desarrollo-; tercero, focalizarse en las ganancias de divisas internacionales sin tomar en consideración las oportunidades y las necesidades de los sectores pobres y excluidos.
Desde el punto de vista de la economía política, los actores de esta modalidad particular de desarrollo turístico son normalmente elites nacionales y compañías internacionales, ambas orgánicamente articuladas. Esta articulación suele generar un circuito, en dónde las ganancias de la actividad son repatriadas a los centros internacionales de emisión de turistas, y los vínculos con las economías locales tienden a ser débiles, con la posible excepción del empleo. En otros términos, el turismo ha tendido a desarrollarse como actividad que se comercializa en los centros económicos internacionales, pero que se consume en el punto de producción. Por lo tanto, y paradójicamente, esta modalidad de desarrollo implica una transferencia de recursos desde las periferias –receptoras de turismo- hacia los países centrales –emisores y receptores al mismo tiempo-. Es decir, los que consumen el bien turístico obtienen la ganancia de los que producen el bien turístico.
Esto no ha sido siempre así. Argentina estuvo en la década del ‘40 y los ‘50 a la vanguardia de la experiencia conocida como “turismo popular”[5]. El turismo popular, introducido por los dos gobiernos peronistas, se constituyó como un verdadero puntal de referencia de cómo el Estado puede planificar el turismo. El caso prototípico fue la Ciudad de Mar del Plata. Las estadísticas de la época demuestran que “Para 1938 –luego de la inauguración de la Ruta Nacional Nº 2- recibió 100.000 pasajeros, durante el año 1950 alcanzó el millón de pasajeros y en el primer lustro de la década del ‘60 llegó a un ingreso promedio temporario de 1.403.748 personas. En el primer lustro de la década del ‘70 la cifra de arribos se multiplica, de modo que el promedio de la temporada estival se estima en 2.431.084 pasajeros”[6].
El turismo nacional, acompañando las políticas de industrialización y sustitución de importaciones, produjo como consecuencia directa el mayor proceso de distribución equitativa de la riqueza nunca antes vivido por nuestro país, aumentando la calidad y la cantidad de empleos, reduciendo la pobreza y consolidando una cultura del descanso turístico para las clases trabajadoras que no iba a perder en los próximos 50 años.
Fue en la década del noventa en donde los paradigmas económicos se subvirtieron. El turismo como factor de desarrollo dejó de ser una herramienta para el derecho al descanso y a las vacaciones de los trabajadores, para convertirse en un instrumento macroeconómico más para favorecer el ingreso de capitales extranjeros.
Las fotografías que nos deja esta época son sin lugar a dudas fieles reflejos de este proceso: la instalación de los Hoteles 5 estrellas de cadenas internacionales; el cierre de los ramales ferroviarios; la transnacionalización del transporte aéreo internacional y de cabotaje; las concesiones de las rutas nacionales; la desinversión en el transporte terrestre, entre otras consecuencias.
¿Es posible transformar este paradigma de modo de beneficiar el desarrollo nacional?
Hacia un paradigma alternativo: políticas públicas para turismo y la inclusión social
Hay otro mercado, un tanto oculto y postergado por la realidad actual: el de cabotaje. Sin querer iniciar un enfrentamiento entre el turismo receptivo y el turismo nacional, considero que las políticas turísticas deben buscar un equilibrio entre ambas tendencias. Esta estrategia no es irrealista comercialmente: el turismo interno representa el 73,7 por ciento del PBI que genera la actividad económica de turismo y viajes[7]. Tampoco es irreal desde el punto de vista de las preferencias de los consumidores. En efecto, 8 de cada 10 argentinos prefieren vacacionar en la Argentina y no en el exterior[8].
El problema con el turismo nacional en el esquema actual de políticas públicas, es que las ganancias por su explotación y desarrollo tienden a concentrarse en el circuito de elites nacionales y compañías internacionales. Esto genera, para el entorno social de producción de la actividad turística –las comunidades destino- una modalidad de economía de enclave que reporta nulos beneficios en  términos de desarrollo. Por ende, un punto de partida para comenzar a transformar esta situación sería promover empresas competitivas e internacionalizadas en el lugar de destino. Es decir, fomentar que la producción y comercialización de la actividad turística coincida con su ámbito de consumo. Esta lógica rompería con la economía de enclave, diluyendo la distinción centro-periferia. Se trataría de un modelo de desarrollo turístico que incorpore al desarrollo local y la eliminación de la pobreza como objetivos fundamentales.
“…Cuando las decisiones económicas siguen un patrón inadecuado, la distribución del ingreso queda subordinada al mismo, más allá de los buenos deseos de cualquier gobierno. En consecuencia, lo que llamamos justicia social también requiere para su materialización efectiva participación del gobierno y elevada eficiencia del mismo…” (Perón, 46: 1983)[9]
Al respecto, la actividad económica del turismo presenta una serie de características constitutivas que la hacen propicia para favorecer el desarrollo local.  En primer lugar, uno de los mayores activos que poseen las comunidades en la Argentina es su localización en áreas ricas en cuánto patrimonio cultural y recursos naturales. En este sentido, una política pública de turismo que cambie el eje acumulación por el eje de producción y distribución sería una contribución fundamental en la reducción de la pobreza y la redistribución de la riqueza. En segundo lugar, una política de turismo semejante –al romper con la lógica de economía de enclave- tendría un fuerte impacto vía efecto multiplicador en el mercado doméstico. En tercer lugar, el turismo es una actividad económica trabajo-intensiva. En cuarto lugar, el turismo es una actividad que permite oportunidades de negocios de pequeña escala, puesto que se nutre precisamente de la diversidad de la oferta. En quinto lugar, el turismo es una actividad económica que por su dimensión de servicio tiene una propensión a generar trabajo femenino, siendo el género una de las dimensiones importantes de la pobreza y la exclusión en América Latina.  
¿Por qué no apostar nuevamente al turismo nacional, con inversiones públicas y planificación estatal? El crecimiento del sector turístico nacional y su gran incidencia directa e indirecta en todas las economías regionales hacen de él una herramienta especialmente adecuada para el desarrollo sustentable. ¿Cuáles serían entonces los capítulos de una nueva agenda estratégica que conciba al turismo como política de Estado?
Como ya se mencionó más arriba, hay un marco general: las nuevas políticas turísticas deben encontrar un equilibrio de fuerzas entre el turismo receptivo y el turismo nacional, que favorezca el desarrollo nacional antes que concentración económica. Esto quiere decir al menos dos cosas.
En cuanto al turismo nacional, es necesario resolver los principales déficits que impiden que los actores locales se apropien de la producción y comercialización de sus activos turísticos. Para ello, resulta fundamental una ambiciosa estrategia integral que se proponga, entre otras cosas: un plan nacional de educación técnica focalizado, que contribuya a resolver los déficits sectoriales de capital humano, haciendo énfasis en la creación de una cultura emprendedora e innovadora; una línea de financiación –con un fuerte componente de micro finanza- que reduzca la falta de capital financiero para micro, pequeñas y medianas empresas; el reconocimiento, la promoción, y el fortalecimiento de la asociatividad como modalidad clave para generar capital social en las comunidades poseedoras de activos turísticos, enfatizando en la necesidad de reconfigurar la cadena de proveedores en beneficio de actores nacionales y locales; un plan de infraestructura en regiones pobres con potencial turístico, de modo de crear las condiciones para desarrollar nuevos activos y destinos emergentes; el uso de la herramienta de planificación estratégica participativa, acompañada de un reconocimiento de la importancia del sector informal y de la resolución de problemas de tenencia de tierras, con el propósito de paliar la falta de poder de mercado de los actores locales; una política de construcción de capacidades de los gobiernos locales, de modo de favorecer el proceso; una política de accesibilidad, que entienda al turismo como un derecho y no como un privilegio; finalmente, una actualización de la legislación productiva para el sector de turismo. 
En cuanto al turismo internacional, esta agenda no intenta en modo alguno subestimar su importancia. Es más, la agenda supone la ampliación sustantiva del mismo, pero a través de la generación de capacidades nacionales y locales, incorporando a la mayor cantidad de agentes sociales y económicos posibles, favoreciendo el ingreso de nuevas inversiones que sustituyan paulatinamente la actual concentración de operadores trasnacionales. En forma complementaria, se deben fortalecer las alianzas estratégicas con países vecinos. 
Estos son algunos de los aportes que se podrían y deberían producir en un país donde se hable del turismo como la nueva industria para paliar la pobreza y resolver alguno de los muchos problemas del desarrollo nacional.

[1]     Datos disponibles en el INDEC y los Informes de la Cámara Argentina del Turismo, 2008.
[2]     Idem.
[3]     Datos obtenidos del Consejo Mundial de los Viajes y el Turismo (WTTC).
[4]     Organización Mundial del Turismo, Naciones Unidas.
[5]        El peronismo instaló a partir de 1946 la idea de “turismo social”, el goce del ocio como un derecho de las clases trabajadoras, impulsadas desde el Estado. Para cumplir esta política, en 1948 se inauguró el complejo turístico de Chapadmalal –que dependía de la Fundación Eva Perón- que en los veraneos de 1953 y 1954 fue visitado por 24.218 trabajadores que no pagaron ni un centavo” (González Toro, Alberto, “Mar del Plata: apogeo y caída del turismo obrero”, Clarín, 01/02/2004). Asimismo, aprovechando las instalaciones que habían sido utilizadas por el personal jerarquizado que construyó la represa sobre el río Tercero en la provincia de Córdoba, se conformó la base operativa y subvencionada que, junto a Chapadmalal, recibió a contingentes de trabajadores argentinos, provenientes de las distintas provincias. Como complementación a estas políticas se generaron múltiples líneas de crédito público para la construcción de hoteles. Entre estos planes en 1947 se implementó un sistema de créditos denominado Préstamo Nacional Hotelero, otorgado por el Banco Hipotecario Nacional, cuyo objetivo era financiar la construcción de nuevos complejos hoteleros. Para el otorgamiento se estudiaban las propuestas considerando el lugar y el tipo de hotel que se preveía construir. En ese sentido, la gestión pública también intentó regular la organización y puesta en marcha de una más amplia red hotelera.
[6]     Cicalese Guillermo, “La implantación del modelo económico aperturista en los 70 y la crisis del turismo masivo en la Ciudad de Mar del Plata, 1976-1987” en Pastoriza Elisa “Mar del Plata en los años 30: entre la regresión política y el progresismo social” (1996).
[7]     Informes de la Cámara Argentina del Turismo, op. cit.
[8]     “8 de cada 10 personas aseguran que prefieren pasar las vacaciones en el país antes de salir al exterior”. (Los datos corresponden a un estudio de mercado realizado por la consultora TNS Gallup) Clarín 17/02/2007.
[9]     Juan Domingo Perón, “El proyecto nacional”, El Cid Editor, Buenos Aires 1983, p 42.

viernes, 8 de abril de 2011

Argentina aumentó en un 24 por ciento las áreas naturales protegidas

“Teníamos un sistema de áreas protegidas que representaba el 1 por ciento de la superficie total del país. Hoy hemos incrementado eso en un 24 por ciento, es decir, a las 3.100.000 hectáreas que teníamos les incorporamos otras 900.000. Es un gran avance, aunque todavía no es suficiente”, dijo la titular de la Administración de Parques Nacionales (APN), Patricia Gandini.

Esto no podría haber sido posible sin un incremento en el presupuesto de la institución, que pasó de 30 millones de pesos a los 220 millones actuales.

“Cuando empezamos la gestión en 2003 teníamos un magro presupuesto de 30 millones de pesos, y el año pasado ya teníamos 220 millones, o sea, un incremento de casi el 700 por ciento, lo que demuestra una clara política de tratar de mejorar el sistema de áreas protegidas”, precisó la funcionaria.

Entre las áreas incorporadas en estos 8 años, destacan los Parques Marinos, una nueva iniciativa que llegó de la mano de la primera Presidenta mujer de la institución, una especialista en biología marina que dedicó gran parte de su vida a estudiar la vida en los océanos.

“Nos fuimos al agua. Fue un salto importante porque se cambia una tradición que era un parque siempre mirando a la tierra. Por primera vez se mira al mar en otra figura jurídica interesante, que es crear los parques de manera interjurisdiccional. Esto quiere decir que la provincia no pierde el manejo completo del recurso, pero si o si tiene que consultarlo con parques”, destacó.

En tal sentido, se empezó por Chubut, con la creación de Parque Marino Costero, y se siguió con otros dos y otro tercero, que todavía es un convenio que no está escrita la ley; el Parque Nacional Isla Pingüino, en Santa Cruz, “una zona muy interesante que muestra la voluntad de la provincia de manejar muy bien sus recursos naturales”, precisó Gandini.

Otras áreas incorporadas fueron el Parque Nacional Campos del Tuyú, el primero en territorio bonaerense, y que tiene la particularidad de haber sido la primera sesión de tierra que hace la provincia de Buenos Aires desde la creación de la ciudad de Buenos Aires.

Asimismo, el monumento natural Bosque Petrificado, ubicado en la zona de Jaramillo, en la provincia de Santa Cruz, dejó de ser monumento y tiene un área de parque natural alrededor, y asimismo, aumentó la superficie del Parque Lihue Calel, en la provincia de La Pampa, entre otros.

“Otro ejemplo de este incremento se dio con respecto a terrenos pertenecientes al Ministerio de Defensa, se pudo firmar una serie de acuerdos para identificar las áreas que eran de interés para la conservación”, explicó la titular de la APN.

En tal sentido, se creó lo que se denominaron: las Reservas Naturales para la Defensa, y que según destacó la funcionaria, permitió crear, por ejemplo, el corredor biológico Puerto Península en Iguazú, que conecta dos “parches” que existían en el seno del Parque Nacional de Iguazú. También Mar Chiquita y La Calera, en Córdoba, se incorporaron por esa modalidad.

“Se creó una comisión de manejo conjunto con el Ministerio de Defensa, y las fuerzas realizan actividades que están consensuadas con parques que pone el personal para el monitoreo y la vigilancia, es decir, no hace falta ser el dueño para poder controlarlo, sino que nos aliamos con organismos del estado para poder custodiar esa tierra”, destacó Gandini.

A futuro, está prevista la creación del Parque Nacional El Impenetrable, en la provincia del Chaco, que va a tener unas 200.000 hectáreas. “Una parte va a ser propia del Parque, con dominio y jurisdicción, y otra que también va a pertenecer al sistema nacional que va a ser una especie de mezcla con la provincia”, concluyó Gandini.




Fuente: Alejandro San Martín de Télam

lunes, 4 de abril de 2011

Nuevo Plan de Estudios de la Licenciatura en Turismo de la Universidad Nacional de Lanús

El pasado 21 de marzo de 2011 el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Lanús aprobó la propuesta de modificación del Plan de Estudios de la Licenciatura en Turismo.
El análisis del plan de estudios de la Licenciatura en Turismo de la Universidad Nacional de Lanús anterior, ha demostrado que era preciso adecuarlo a las nuevas necesidades que el estudiante de la carrera y el futuro graduado presentan.
Los profundos cambios contextuales asistidos por el campo del Turismo han incidido en la decisión de lograr un plan de estudios que responda a las demandas de los futuros profesionales que se forman en nuestra casa de estudios. Los campos teóricos que se proponen – aquellos que permanecen y los que se incorporan al nuevo plan – han de permitir abordar la realidad turística desde una perspectiva amplia.
La experiencia adquirida en estos años, tanto a nivel académico como pedagógico, han demuestrado  que estamos en condiciones de superar la propuesta anterior, optimizando la oferta curricular.
Se propone, en este nuevo plan, fortalecer conocimientos geográficos, incorporando la asignatura Introducción a la Geografía y modificando la asignatura anual Geografía y Patrimonio Turístico Americano y Argentino, presentando sus contenidos en dos materias cuatrimestrales – cada una de ellas con contenidos específicos para el espacio geográfico argentino y para el americano, por separado.
Se incorporan asignaturas tales como Historia del Turismo y Turismo Social y Derecho al Turismo, aspirando así a una formación integral de los futuros profesionales y permitiendo ampliar el perfil de nuestros egresados. Así, podremos lograr un graduado considerado artífice indispensable del desarrollo turístico integral, económico, político y social. Con el fin de fortalecer las competencias investigativas, se incorpora al currículum la asignatura Metodología de la Investigación Científica.
Dentro de las modificaciones más importantes, se destaca la incorporación de Práctica Pre – profesional como espacio curricular, con una carga horaria de 120 hs., hasta ahora, incluidas solo como “Requisito”. De esta manera, se incorporan al plan de estudios, regularizando las condiciones que se determinan en compromisos bilaterales estipulados entre la Universidad y cada una de las instituciones donde se realizarán dichas prácticas (Art. 2º Reglamento de Prácticas pre – profesionales Resolución Consejo Superior CSNº 71/01 y modificado por la resolución CS Nº 93/02).
Finalmente, se aumentan los requisitos para Idiomas, aumentando de 3 a 5 los módulos de Inglés y Portugués, de 70 hs. cada uno. Se entiende que esta es una condición indispensable para el desempeño profesional de nuestros graduados,comprendiendo que el idioma es una de las competencias fundamentales en este campo laboral específico. Atendiendo a la necesidad de proponer mayor flexibilidad en el curriculum, se ha incorporado una propuesta de Seminarios Optativos, cuyas temáticas, encuadradas en ejes específicos, podrán variar de acuerdo a las necesidades. La flexibilidad requerida se ha contemplado, además, posibilitando que con este nuevo plan el estudiante plantee recorridos curriculares adecuados a su realidad, permitiendo la presencia de asignaturas comunes a otras carreras dentro del plan.
Concluyendo, cabe destacar que estos cambios no aumentan la cantidad de años de cursada; no obstante, permiten profundizar y actualizar el conocimiento de los futuros profesionales que egresarán de la carrera, aumentando la eficacia de la oferta curricular y planteando acciones oportunas y pertinentes.
Se espera, con este nuevo plan, dar respuesta a las inquietudes del estudiantado, que requiere mejores saberes, contextualizados, a través de un diseño flexible, con el cual el alumno pueda desarrollar sus competencias individuales y sociales, a medida que se prepara para incorporarse a un contexto cambiante, que le requerirá la construcción de nuevos saberes, continuamente.
LICENCIATURA DE TURISMO- PLAN DE ESTUDIOS MODIFICADO 2011 ingrese aquí: