“Las  urbes son responsables por la mayoría de las emisiones de  gases de  efecto invernadero. Pero, al mismo tiempo, son locales donde  pueden  hacerse grandes cambios”, afirmó Joan Clos, director ejecutivo  de  ONU-Habitat, a cargo del estudio.
Al presentar el “Informe Mundial sobre Asentamientos  Humanos 2011″  instó a las autoridades a “entender la forma y el  contenido de la  urbanización para reducir la huella y planificar, en el  futuro,  ciudades sustentables y más resistentes a los fenómenos  climáticos”.  “Si ignoramos esto ahora, millones de personas correrán el  riesgo por  el cambio climático”, señaló.
Las  principales fuentes de emisión están relacionadas con el  consumo de  combustibles fósiles para la energía, el transporte y la  industria. De  hecho, el suministro energético es responsable del 26% de  las  dispersiones globales.
La  situación es más grave en los países que dependen del carbón  para la  generación de electricidad. Los Estados Unidos, Rusia, China y  Canadá  lideran el ranking de gases de efecto invernadero per cápita.
El  organismo destacó que en las ciudades donde se prioriza otra  fuente de  energía -como la nuclear o la hidroeléctrica- se producen   considerablemente menos emisiones. Por ello, alentó a los gobiernos a   desarrollar sistemas de energía renovable como la solar, eólica,   geotérmica, entre otras.
Otro  de los graves problemas en las zonas urbanizadas es el  transporte, ya  que produce el 13% de los gases nocivos. Actualmente, en  todo el planeta  existen, aproximadamente, 1,2 mil millones de  vehículos de pasajeros.  La cifra aumentaría en los próximos cuarenta  años a los 2,6 mil  millones.
El documento indica  que “las actividades económicas, los patrones  de conducta y las  emisiones están determinadas por todas las  circunstancias económicas,  políticas y sociales”. Por ello, añade, “a  escala mundial, hay  diferencias llamativas entre las regiones y los  países”.
Así,  el 18% de la población que vive en estados desarrollados  origina el 47%  de las emisiones de dióxido de carbono, mientras que el  82% vive en  estados en vía de desarrollo y genera el 53% restante.
Sin  embargo, la situación podría empeorar si no se toman medidas   preventivas en los países que han registrado un acelerado crecimiento   económico en los últimos años. Es el caso de Brasil, China, India y   Sudáfrica, que actualmente “son centros para la fabricación global y,   por ello, desempeñan un papel  más importante en la contribución de las   emisiones globales”.
“La  atmósfera es un bien que compartimos todos y, al final, todo  lo que  emitimos a la atmósfera se mezcla y los efectos se sufren igual,  tanto  los que contaminan como los que no contaminan”, explicó Clos.
ONU-Habitat  estipula que la población mundial será de 9 mil  millones de personas en  2050 por lo que las huellas de carbono  individuales deberán mantenerse  en una media inferior a las 2,2  toneladas por año. La medida se impone  como un reto para los gobiernos  ya que las principales ciudades del  mundo alcanzan emisiones anuales  superiores a las 20 toneladas.
Advirtió,  además, que los principales afectados por el cambio  climático serán los  países emergentes. Por ejemplo, en América Latina  de 12 a 81 millones  de habitantes no tienen acceso pleno al agua; en  2050, el número  oscilará entre los 79 a 178 millones. Mientras que los  40 millones de  personas que viven en zonas inundables, en sesenta años,  se elevarán a  150 millones. Y otras 200 millones serán desplazadas.
 

 
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